La fábula narra la historia de un perro que, al ver su reflejo en el agua con un hueso, intenta arrebatarlo, soltando el suyo y perdiéndolo. La moraleja enseña que la codicia puede hacernos perder lo que ya tenemos.
El Perro y su Reflejo
En un tranquilo pueblo, vivía un perro llamado Max. Max era
conocido por ser un perro curioso y algo glotón. Un día, mientras paseaba por
el bosque, encontró un hueso grande y jugoso. Feliz con su hallazgo, Max
decidió llevar el hueso de regreso a casa para disfrutarlo en su rincón
favorito.
Caminando de vuelta, Max tuvo que cruzar un pequeño puente
de madera que pasaba por encima de un arroyo. Mientras cruzaba el puente, Max
miró hacia abajo y vio su propio reflejo en el agua. No sabía que era él mismo,
y pensó que había otro perro con un hueso igual de grande y jugoso en el
arroyo.
La codicia se apoderó de Max y, queriendo también el hueso
del "otro perro", abrió su boca para ladrar y asustarlo. Pero al
hacerlo, soltó su propio hueso, que cayó al agua y fue arrastrado por la
corriente.
Max se quedó mirando el agua, desconsolado. No solo no
consiguió el hueso del "otro perro", sino que también perdió el suyo.
Regresó a casa triste y hambriento, aprendiendo una valiosa lección ese día.
Moraleja:
La codicia puede llevarnos a perder lo que
ya tenemos. Es importante apreciar y estar satisfechos con lo que poseemos en
lugar de siempre desear lo que tienen los demás.
0 Comentarios